Laos

Debo admitirles que no sabía donde localizar a Laos en el mapa asiático. Había escuchado a un montón de personas contar sus experiencias personales. Pero yo ni la más palida idea. Dicho eso, y a lo largo del año y medio engendrando esta aventura, esa incógnita se fue convirtiendo en el deseo básico de querer recorrer tan ignoto pais, todavía no sabía con qué me iba a encontrar y recién viajando por Vietnam y gracias a los relatos de otros viajeros me fui dando una pequeña idea. De esta manera entré por la puerta chica a uno de los países más rudimentarios que haya visitado. Está claro que nadie tiene la última palabra, asi que tomando con pinzas lo que los demás dijeron fui en busca de mis propias impresiones.

Lo primero que pude ver una vez que cruzamos la enquilombada frontera fue lo que la ventanilla del bus pudo ofrecerme. Kilómetros y kilómetros de un camino montañoso habitado esporádicamente por pueblitos muy humildes de casas de madera protegidas con hojas de bambú. Pueblos de granjeros cosechando principalmente arroz y una buena gama de verduras. Las casas sujetas sobre grandes pilares gracias a las irregularidades del terreno, algunas un poco más equipadas que otras, esto quiere decir, reforzadas con barro y en muy pocos caso con cemento. La gente no largaba la vista del bus, quizás en busca de una cara poca conocida, un extranjero, para luego comentarlo por ahi. Pero esos ojitos seguían muy atentos los movimientos del vehículo.

Esos pocos pueblos lograban romper con la monotonía del paisaje, un paisaje totalmente prohibitivo para el tiene que vivir entre largos caminos de sinuosas subidas y bajadas , haciéndole la vida más dificíl a estas personas que sólo cuentan con sus pies para moverse. 

Reflejaban a la perfeccion esas imágines de las películas de guerra ambientadas en la ya exigua regioó francesa de Indochina. Colinas arboladas, palmeras en el horizonte y el cielo anaranjado como las explosiones del napalm.

Un buen comienzo de viaje y un gran alivio después de recorrer las caóticas y súper pobladas ciudades vietnamitas.

Y Vientiane, su capital, fue el perfecto comienzo para este nuevo tramo del viaje.